Al parecer por el plumaje eran ejemplares inmaduros aunque no sé bien el sexo, pudieran ser hembras. Estaban acostumbradas a ver gente y permanecían bastante cerca; normalmente si uno andaba caminando se iban ya al aproximarse uno a 10 o más metros, mucho más tolerantes que un pato que vive en ambiente bien silvestre. Sin embargo si uno se agachaba y se iba desplazando en cuclillas se podía llegar a estar a unos 5 metros. Permanecí sentado o en cuclillas muchos minutos observando de cerca estas aves y tomando muchas imágenes de ellas. Por fortuna ese trío permaneció cerca del muelle todos los días que visité en febrero la ciudad de San Martín de los Andes, los pude fotografiar en tres días diferentes todas las veces que fui a la costa, tanto a la mañana como por la tarde.
Es la mayor aproximación hasta ahora que logré hacer a esta especie.
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