Unas aves que estuvieron muy tranquilas y de seguro acostumbradas a ver gente que no las molesta demasiado eran unos ejemplares de gaviota cocinera (Larus dominicanus) que descansaban plácidamente en las barandas de madera donde comienza la última pasarela en la Reserva Natural Punta Tombo.
Pude acercarme con cautela y las aves me toleraron muchísimo, pudiendo retratar a dos de ellas que permanecieron más que el resto, haciendo varios retratos que ojalá sena de su agrado.
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